La Navidad es la principal tradición del sistema corrupto, denunciado plenamente en las profecías e instrucciones bíblicas sobre el nombre de Babilonia. Su inicio y su origen surgieron en la antigua Babilonia de Nimrod. En realidad, sus raíces se remontan a épocas inmediatamente posteriores al Diluvio.
Nimrod, nieto de Cam, hijo de Noé, fue el verdadero fundador del sistema babilónico que hasta hoy domina el mundo.
Nimrod construyó la Torre de Babel, la Babilonia primitiva, la antigua Nínive, y muchas otras ciudades. Él organizó el primer reino de este mundo. El nombre Nimrod, en hebreo, deriva de "Marad", que significa "él se rebeló, rebelde".
Se conoce bastante de muchos documentos antiguos que hablan de este individuo que se apartó de Dios. El hombre que comenzó la gran apostasía profana y bien organizada, que ha dominado el mundo hasta hoy.
Nimrod era tan perverso que se dice que se casó con su madre, cuyo nombre era Semiramis. Después de su prematura muerte, su madre-esposa propagó la doctrina maligna sobre la sobrevivencia de Nimrod como un ser espiritual. Ella fundamentaba que un gran pino había crecido de la noche a la mañana, de un pedazo de árbol muerto, lo que simbolizaba el florecer de Nimrod, de la muerte a una nueva vida.
Todos los años, en el día su cumpleaños, ella alegaba que Nimrod visitaba el árbol "siemprevivo" y dejaba regalos en él. El día del cumpleaños de Nimrod era el 25 de diciembre, y este es el verdadero origen del "árbol de Navidad".
Por medio de sus artimañas y de su astucia, Semiramis se convirtió en la "Reina del Cielo" de los babilonios, y Nimrod, bajo diversos nombres, se convirtió en el "Hijo Divino del Cielo", por generaciones en este culto idólatra.
Nimrod pasó a ser el falso Mesías, hijo de Baal: el dios-sol. En ese falso sistema babilónico, "la madre y el niño" o "la Virgen y el ño Jesús, las principales figuras de adoración católicas.
La veneración de "la virgen y el niño" se ha extendido en todo el mundo. El pesebre es una continuación de lo mismo en nuestros días, cambiando de nombre en cada país e idioma. En Egipto, se llamaban Isis y Osiris, en Asia, Cibeles y Deoius, en la Roma pagana, Fortuna y Júpiter. Incluso en Grecia, China, Japón y Tíbet, se encuentra el equivalente de Madonna (Mi Señora), mucho antes del nacimiento de Jesucristo.
La Iglesia Católica absorbió toda esta historia y la ha promovido en todo el mundo en nombre de la verdadera fe cristiana.
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